lunes, 14 de noviembre de 2011

ALPES 2011

En esta ocasión nos decidimos a conocer los Alpes en una fenomenal ruta de 17 días y 16 noches alrededor de Suiza en la que tocamos un poco de cada uno de los países limítrofes, carreteras alucinantes, paisajes increíbles, lluvia, sol, nieve, hielo, niebla y un sinfín de aventuras que intentaré relatar de la manera más amena posible.......
Empezaremos por enumerar las etapas de este viaje:
1.- Mos--Carrión de los condes 452Km.
2.- Carrión de los condes--Lescún (Francia) 442 Km.
3.- Lescún (Francia)--Annecy (Francia) 877 Km.
4.- Annecy (Francia)--Chamonix Mont Blanc (Francia) 383 Km.
5.- Chamonix Mont Blanc (Francia)--Como (Italia) 348 Km.
6.- Como (Italia)--Nauders (Austria) 272 Km.
7.- Nauders (Austria)--Salzburgo (Austria) 371 Km.
8 y 9.- Salzburgo (Austria)--Munich (Alemania) 240 Km.
10.- Munich (Alemania)--Lermoos (Alemania) 215 Km.
11.- Lermoos (Alemania)--Zillis (Suiza) 284 Km.
12 y 13.- Zillis (Suiza)--Interlaken (Suiza) 239 Km.
14.- Interlaken (Suiza)--Zermatt (Suiza) 240 Km.
15.- Zermatt (Suiza)--Vercors (Francia) 397 Km.
16.- Vercors (Francia)--Huesca 875 Km.
17.- Huesca--Mos 869 Km.
Etapa 1 (Mos--Carrión de los condes)

El día había amanecido lluvioso y a la tarde (hora de la salida) el clima no había mejorado para nada, sino más bien empeorado. La predicción del tiempo tampoco era buena para los 3 siguientes días y los trajes de agua parecían obligatorios, nada más molesto que conducir con lluvia y "plastificado", teniendo en cuenta que estábamos en pleno Junio el mal clima nos puso de los nervios el primer día.

Por un fallo en la comunicación del grupo, Carlos "Txispa" no se enteró del cambio en la hora de salida, con lo que después de esperar casi una hora en la gasolinera y muerto de hambre, me llamó y me dijo que nos esperaba en la Cañiza comiendo un bocata.....el primer día y ya andábamos perdidos.
Después de localizar al "Txispa" en la cañiza y con un temporal de agua y viento que parecía pleno invierno continuamos hacia Carrión de los condes. El tiempo cambió radicalmente llegando a la Gudiña y por suerte las predicciones no se cumplieron y el sol nos acompañaría durante varios días.
Después de unas paradas para repostar y café llegamos a Carrión donde nos esperaba un hostal que habíamos reservado y que según Carlos era muy tranquilo, claro está que el no había dormido allí nunca durante el fin de semana, ya que, justo debajo era donde la juventud (divino tesoro) se juntaba de "botellón" y para mas inri había un par de pubs muy concurridos, vamos, que tranquilo tranquilo no fue para nada.
Nos quitamos el traje de romano y salimos a cenar unos tristes bocatas..


Al terminar "la cena" nos metimos en la cama para recuperar fuerzas y poder hacer frente a la siguiente etapa del viaje, nos esperaban las montañas de los pirineos y una cama caliente en un pequeño pueblo en medio de las montañas llamado Lescún.
La mañana siguiente amaneció con un día despejado y estupendo para rodar, pero como la intención era llegar lo antes posible a Lescún pues ala, casi ni paramos a ver el paisaje, eso sí, en cuanto tuvimos hambre paramos a comer y descubrimos un bonito lugar llamado Puente la reina (Navarra).


Después de comer continuamos ruta y a media tarde llegamos dispuestos a cruzar los pirineos. Una parada en Canfranc estación para unas fotos de rigor nos hacía ver qué lejos quedaba ya nuestra casa y que el verdadero viaje estaba delante de nosotros, un pequeño trecho más y enseguida podríamos descansar. Canfranc cuenta con una estación de tren que fue sueño europeo ya que iba a ser estación central de paso obligado a Europa, lamentablemente, el proyecto no cuajó del todo y ahora está en ruinas.





 Después de visitarla proseguimos viaje y poco después llegamos al destino previsto. Cansados de hacer kilómetros casi sin disfrutarlos, ya que lo malo que tiene vivir en Galicia es que para poder empezar el resto de Europa tienes que cruzar todo el país, estábamos un poco cansados. De todos modos siempre hay a quien le sobran energías y alguno se decidió a hacer unos kilómetros de carrerita campo a través para disfrutar del aire puro de los pirineos. El resto mientras tanto nos fuimos a comprar la cena. Unos embutidos, un revuelto y un buen pan de montaña. Después de cenar pudimos descansar en una cama, aunque alguno compartió litera.









Día 3 (de Lescún a Annecy 877 Km.)

 Si la etapa del día anterior ya había hecho algo de mella en nuestras posaderas, no sería nada comparada con la que se avecinaba……….. Comenzamos muy temprano casi medio dormidos pero la belleza del paisaje y la espléndida carretera de montaña nos espabilaron enseguida. A pesar de mis nefastas predicciones sobre el clima que previsiblemente nos acompañaría, éstas, por suerte y como siempre, no se cumplieron, y la sucesión de una curva tras otra, el fresco de la montaña, el olor a hierba y el sol nos acompañaron hasta abandonar los pirineos. Al dejarlos atrás y verlos por el retrovisor las emociones aumentaban, otra etapa cumplida y los Alpes cada vez más cerca. El sol siguió con nosotros pero las curvas desaparecieron en el mismo instante que entramos en la autopista francesa. Kilómetros y kilómetros de autopista nos esperaban pero era la única manera de llegar a tiempo a nuestro siguiente destino, Annecy.
 



Por la tarde alcanzamos destino y el hotel que habíamos reservado a las afueras de la ciudad apareció por fin ante nuestros ojos, aquí nuestros gps empezaban a amortizarse. Dejamos las maletas, nos quitamos el “traje de romano”  y nos fuimos a visitar la ciudad.

 Annecy es una vieja ciudad que tiene la particularidad de ser atravesada por un río en su zona vieja que desemboca en un lago del mismo nombre, a los lados de este río la vida transcurre con total normalidad y mucha de sus viviendas están casi rodeadas por el río. Una antigua cárcel justo en medio de éste es uno de los edificios más fotografiados del lugar. Por momentos parecíamos estar en Venecia o Lucerna.









 Una pequeña visita al lago, unas cervezas para coger fuerzas y una pizza para cenar, luego de vuelta al hotel y a dormir.







Día 4 (Annecy-Chamonix- Mont blanc 383 Km.)
 Hoy era el día esperado, hoy llegaríamos de verdad a los Alpes, todos lo teníamos claro y esas sensaciones se palpaban durante el desayuno. Todos teníamos una risa fácil en los labios y una extraña prisa por arrancar ya rápidamente y dejar atrás aquella bonita ciudad para poder ver ya el que realmente era nuestro punto de interés.

 Unos pocos kilómetros más de autopista y enseguida cogimos una carretera nacional, no demasiadas curvas pero el saber que devorábamos kilómetros con facilidad nos alegraba ya que este hecho nos acercaba más y más a nuestro ansiado destino. De repente y tras pasar un cambio de rasante, en el horizonte apareció ante nosotros la majestuosa silueta de las montañas tan esperadas. Sobre una planicie y como si hace poco hubieran sido escupidas de las entrañas de la tierra, se alzaron ante nosotros los increíbles Alpes, aquella visión y aquella emoción recorrerá para siempre mi cuerpo. Una foto para inmortalizar el momento y continuamos con energías renovadas, era, como si empezásemos el viaje de nuevo, ya nada nos dolía y nada nos preocupaba, la aventura comenzaba.


 La primera parada de visita obligada fue el valle de la herradura, una carretera sin salida que se adentra en las montañas y que llega a un punto en el que los acantilados te rodean y hacen que te sientas uno de los seres más pequeños del mundo. El agua brota por doquier por la cima de aquellas paredes rectas precipitándose al vacío y, por un instante, varias cascadas se generan antes de que el agua, por acción del viento, se convierta en lluvia.




 Ya de regreso por el mismo camino (no hay otra salida) empecé a tomar nota de que las construcciones de las viviendas que nos rodeaban no eran ya de cemento y ladrillo. Un paisaje de verdes y castaños envolvía las casas de madera teñida y la sensación del calor de su interior podía sentirse solo con mirarlas. Varios hoteles y casitas bajas, graneros y garajes, puentes y barandillas, todo aquí esta o estuvo vivo alguna vez y eso te hace sentir de manera diferente.


 Continuamos ruta hacia el lago Lemán, uno de los lagos más grandes que tiene Suiza, aunque este, es compartido con Francia. Una tarde soleada en un parque a orillas del lago fue donde nos dispusimos a comer lo que habíamos comprado en una tienda unos minutos antes. La sombra de los arboles nos pedía una siesta a gritos pero a alguno se le dio por hacer fotos en modo “ojo de pez” y resulto ser uno de los días con las risas más fuertes que tuvimos, y aquí tenéis las fotos para entender por qué.







 Después de recuperarnos de las risas continuamos ruta para poder cruzar por primera vez a Suiza, el castillo de Chillón era de visita obligada. Allí refrescamos los piés en el lago Lemán y disfrutamos de un poco de turismo. La tarde estaba espléndida y un pequeño mercadillo hizo la visita mas interesante en la ciudad.







Después de la visita continuamos camino y como había que subir la montaña, el pequeño san Bernardo fue el camino elegido para llegar a Chamonix-Mont Blanc, donde habíamos quedado en visitar a un amigo, Luca Pandolfi.



Esquiador extremo y escalador de profesión,  Luca nos había reservado un Hostel a los pies de la lengua del glaciar del Mont Blanc, que casi llegaba a la carretera. Dejamos las maletas y nos pusimos guapos para que Luca nos enseñase este turístico pueblo de montaña. Buenos se pusieron guapos ellos ya que yo, por un cumulo de circunstancias desfavorables tales como, un bote de detergente liquido que se abrió por el cambio de presión dentro de mi maleta de la ropa limpia, culminaron en que tuviese que salir a cenar con bermudas, una chaqueta prestada que me quedaba pequeña y unas deportivas………una pinta, vamos.






 Todo en este pueblo está hecho por y para el turismo, tanto de invierno como de verano y aunque en época estival la cosa está un poco más parada han sabido sacarle provecho y el tema excursiones, descensos en bici y senderismo también está muy arraigado por estas zonas. Luca nos llevó a cenar a una pizzería de unos amigos y allí nos contó innumerables experiencias vividas en la montaña, durante la cena fue el rey de la mesa y todos escuchábamos atentamente aquellas historias de aludes y compañeros que quedaron en el camino, descensos imposibles y escaladas increíbles.




 Después de cenar volvimos al Hostel y a descansar un poco que lo teníamos merecido.

Día 5 (Chamonix-Mont Blanc-Lago Como 348Km.)

 La mañana del 5º día también amaneció soleada y, aunque fresca a primera hora, no tardó en permitirnos quitar los forros a nuestras chaquetas y ponernos unos pantalones algo más frescos. Salir de Chamonix no fue tarea complicada y a los pocos minutos ya circulábamos entre abetos por sinuosas  carreteras. Cada curva y cambio de rasante descubría ante nosotros paisajes de ensueño que despertaban la necesidad de inmortalizarlos en nuestras cámaras. Después de unas cuantas paradas para fotos llegamos a la conclusión de que a ese ritmo, no llegaríamos nunca a nuestros destinos y de que, no importaban más las fotos que disfrutar el momento, así que nos aventuramos a disfrutar de la carretera y almacenar en el disco duro de nuestros más preciados recuerdos aquellas imágenes que sin cesar, aparecían ante nosotros.

 Una parada en el camino fue para visitar las “Gorges du Durnand”, una ruta excavada en la ladera de un río desde la que pueden ver varias cascadas de agua. La ruta hecha con pasadizos de madera que cuelgan sobre precipicios le quita la respiración a cualquiera, cualquiera que tenga vértigo o que no esté en forma porque la ruta no es corta que digamos.





 Después de la visita, proseguimos hacia Como y uno de los pasos que atravesamos fue el Grand San Bernard, aquí sí que las carreteras  te dejaban boquiabierto.











Corto y divertido se nos hizo el tramo de montaña de esta etapa, pero, no así, el tramo de carretera nacional y comarcal que vivimos en Italia. Cientos y cientos de kilómetros señalizados a 50 y con línea continua, hicieron que para realizar esta etapa de poco más de 300 kilómetros tuviésemos que emplear unas 14 Horas. En medio de aquel interminable camino nos detuvimos a comer, como no, en una autentica pizzería italiana. Aunque la comida fue exquisita y la sobremesa divertida en cuanto nos vimos envueltos de nuevo en la maraña de carreteras italianas y de sus cautos vehículos el estado de ánimo fue decayendo a medida que avanzábamos y el de los nervios aumentando proporcionalmente. Esto, unido a que la ruta prevista en nuestros gps hiciese que perdiéramos una parte de la costa del lago Como hizo saltar chispas entre los miembros del grupo y los primeros cabreos hicieron aparición. Ya que somos todos buena gente y de buen hacer, una vez llegamos al destino (un camping a orillas del lago) limamos asperezas con unos bocadillos y unas cervezas y nos pedimos perdón.






 Alrededor del lago hay muchas villas (incluida la residencia de George Clooney) y el paisaje resulta en parte conocido, ya que si el lago fuese mar, aquello tenía una pinta de Galicia que pá que, pero sabíamos que no estábamos en casa y hace que lo disfrutes más.




                                       

 Montar las tiendas no fue difícil aunque lo hicimos de noche, ahora sí, dormir fue otro cantar……


 Día 6 (Como-Nauders 272 Km.)


 Entre el frío, el que mi tamaño no sea el adecuado para una tienda, el colchón que si pierde aire y los ronquidos de alguno (incluyendo los míos), a la mañana siguiente y con mal tiempo, pocos de nosotros teníamos buena cara.



 El día de hoy nos llevaría a Nauders, Austria y para llegar atravesaríamos la conocida Saint Moritz. Como dije, la etapa empezaba pasada por agua y tener que arrancar con el traje de romano y aun encima plastificado no apetecía nada. El tramo en Italia fue igual de horrendo que el día anterior pero al entrar de nuevo en Suiza, el tráfico se volvió fluido y el firme mejoro bastante, el tramo hasta Saint Moritz fue muy divertido incluso con agua, allí teníamos prevista la posibilidad de coger un tramo del famoso Bernina Express que nos llevaría hasta Brusio. Esta opción fue descartada de inmediato al conocer el precio del billete……

 Una pequeña visita por la ciudad y continuamos ruta hacia Nauders. El tramo de carretera que teníamos ante nosotros transcurre al lado del tren Bernina Express por lo que las vistas serían las mismas, con la ilusión de llegar a Brusio y ver su vía en espiral para que el tren gane altura, emprendimos viaje. La mañana seguía lluviosa y la carretera sinuosa, el tren Bernina, como dije, transcurre por la misma ruta y en cada pueblo la vía se entrecruza con la carretera y en un punto vimos como el tren había colisionado con un autobús que no calculó bien las distancias. Unos cuantos kilómetros más abajo y en otro cruce de vías, mientras me ponía de pié para estirar las piernas, sobrevino la que pudo ser una gran desgracia, mi rueda delantera se metió en la vía del tren y me tiró al suelo, una larga arrastrada, suelto la moto que se pone de pié y circula sola marcha atrás a mi lado y termina por caer encima de mi pierna derecha. Una estrecha carretera de bajada y con mucho tráfico en dirección contraria permitió el milagro de que en ese momento no viniese nadie en contra (si no, no sé si lo contaría) el hecho de ir bien equipado redujo el accidente a un simple golpe en el tobillo y la moto, al llevar maletas, no sufrió ningún daño. Carlangas con el despiste de verme a mí en el suelo, detuvo su moto justo en el raíl, y, casi en parado, también se fue al duelo. Mientras me recuperaba del accidente y apartábamos la moto de la carretera, un ciclista que subía, metió también la rueda en el raíl y también se fue al suelo. El codo y la pierna le sangraban y como había llamado a la policía por lo de mi accidente, el gendarme me preguntaba si yo había arrollado al ciclista, cosa que aclaramos al momento. Una señora muy amable y que me ofreció ayuda (la única, ya que yo estaba en el suelo y los coches seguían pasando) gritaba desde su ventana “Ma sempre la vía, sempre la vía” o sea que esto debía ser el pan de cada día. Si bajáis por esa carretera tened cuidado.

 un pequeño rasguño en la maleta
 A secarse antes de comer

 Poco después y recuperados del susto, nos detuvimos a comer. Revisión de daños, comentarios varios y una comida caliente fue todo lo que necesitamos. El día comenzó a despejarse y aunque el puente elevado de Brusio estaba en obras y no pudimos verlo, la tarde fue mejorando y tanto fue así que e el siguiente puesto por el que pasaríamos era uno de los más esperados, El Stelvio, una carretera sinuosa de subida con los famosos tornanti, una curva de 180º tras otra y en subida que hacen que disfrutemos como niños del camino, aunque el clima no acompañaba del todo las vistas y la experiencia merecieron la pena sobradamente. A última hora de la tarde llegamos a Nauders.





 Aquí el inglés casi no me sirve de nada, todos los carteles en austríaco, que se parece al alemán y yo no sabía si aquello era una pensión o un lupanar, pero la suerte hizo que fuésemos a parar a la Pensión que cualquiera desearía. Totalmente nueva, las motos en el garaje (un bonito granero), habitaciones con cocina, salita, baño y una cama como un campo de fútbol, una hermosa terraza desde la que se veía la montaña y desayuno incluido, y todo esto por solo 20€ por barba. Para más inri estaba regentada por la que desde aquel momento llamé “mi madre austríaca”, una amabilísima señora y su marido que no entendían ni papa de mi inglés o del francés de Txispa, pero que con gestos se deshacían en halagos y en preocupaciones por nuestro bienestar.






 Salimos a cenar fuera, justo frente a la pensión había un restaurante donde nos trataron de maravilla y donde cenamos a “tripa llena”, la cerveza estaba buenísima y eso hizo que las risas durante la cena fuesen continuas, tanto, que hasta se contagiaban los comensales de las mesas contiguas, y eso que seguro que no entendían ni papa de lo del “Ginsen en carozo” o de lo de “This is for me and this is for el” pero la verdad es que fue una grata velada.



Día 7 (Nauders-Salzburgo 371 Km.)

 Por la mañana y después de un desayuno abundante, nos despedimos de “mama y papá” y dispuestos a proseguir camino, nos encontramos con que ese día era festivo en toda Austria y la gente, engalanada con trajes típicos, participaba en procesiones por todos los pueblos del país. Buen momento para hacer fotos y llevarnos así más bonitos recuerdos de aquél país que nos enamoró a todos.




 La casa de Heidi era cualquiera de las que ante nosotros aparecían, la zona del Tirol es uno de los parajes más bellos que hemos visitado y sus gentes unas de las más amables. Todas las carreteras estaban bastante bien y las subidas y bajadas nos hacían atravesar innumerables estaciones de esquí que, en la temporada estival, son utilizadas por ciclistas que hacen descenso con su mountain bike. Muchos pueblos pequeños con sus casas desperdigadas por las laderas y alguna zona, incluso en verano, con nieves perpetuas.



 El agua terminó por quitarnos la moral, tantos kilómetros mojándonos e impidiendo que disfrutásemos de las carreteras acaban con cualquiera. Al llegar a Salzburgo y totalmente empapados, les dijimos a los gps que nos llevasen al primer hotel que encontrasen, a esas alturas ya no piensas en el presupuesto y lo único que quieres es quitarte la ropa de aguas y una buena ducha caliente.

 Un hotel muy céntrico y con buen precio que estaba situado justo al lado de la entrada de la zona vieja fue el elegido, a la zona vieja se accedía a través de un túnel horadado en la montaña, sobre la cual, había un parque.





 La zona vieja parece haber sido congelada en el tiempo, sus calles adoquinadas y sus edificios de piedra tallada impresionan a cualquiera, después de recorrerla un buen rato decidimos buscar algún sitio para cenar y entrar en calor. Un restaurante con comida típica nos ofreció unos ricos platos de carne parecidos al codillo y una buena cerveza. Después de la cena probamos suerte en tomar unas copas por la ciudad y al final nos vimos metidos en un pub donde había música en directo, el grupo “The Bandaloop” de música electrónica con una cantante que quita el hipo nos dejó a todos alucinados, menudo conciertazo!!!! Unas copas mas y a dormir que mañana tenemos ruta.






Día 8 (Salzburgo-Munich 240 Km.)

 Por la mañana y ya que la etapa que nos esperaba no era muy larga hicimos otra pequeña visita a la ciudad de Salzburgo, con la luz del día la visión de las construcciones hechas en la montaña impresionaba más si cabe.




 Arrancamos dirección Munich por una nacional y al lado de un lago decidimos hacer una parada para comer de bocata, luego tomamos un café y revisamos el mapa para saber si íbamos bien o no.




 Poco después nos incorporamos a una autopista alemana en la que le pudimos quitar el carboncillo a los escapes y que nos llevó hasta el mismo centro de Munich, de nuevo los gps se vieron amortizados y nos dejaron justo en frente del Hostel que habíamos reservado, con lo que no contábamos es que lo harían un día antes!!!!!

 Unos pequeños problemas en la planificación hicieron que adelantásemos un día en las rutas anteriores y como no lo metimos en ningún lado pues llegamos un día antes. No teníamos reserva para ese día pero por suerte encontramos otro hostel con buen precio justo al lado y en el que pudimos dejar las motos en el garaje, incluido el día que dormimos en el otro Hostel.



 2 noches en la gran ciudad alemana nos esperaban y aunque entre nuestros planes también estaba visitar el campo de concentración de Dachau, tendríamos tiempo para todo. El resto de la tarde hicimos una toma de contacto con la ciudad bávara, impresionante arquitectura y muy poblada, Munich puede ofrecerte de todo, incluso Txispa y yo decidimos darnos unos masajes para colocar la espalda en su sitio, mientras uno esperaba su turno se tomaba una cervecita en el Hard Rock Café que estaba justo al lado y viceversa.










 Después, a dormir al hotel y a prepararnos para el día siguiente, del que dispondríamos solo para relajarnos como turistas normales.

Día 9 (Visita al campo de concentración de Dachau y Munich)

 Lo primero este día fue hacer las maletas y cambiarlas al hostel de enfrente ya que era el que habíamos reservado. Después de aquello nos dirigimos a la estación de tren para ir a visitar el campo de concentración que existía en Dachau y que ahora es uno de los monumentos más importantes de lo que fue el holocausto nazi. Puedes coger un viaje planificado con guía en muchos de los hoteles de la ciudad por unos 20 o 25€ por persona pero nosotros decidimos ir por nuestra cuenta. Al llegar a la estación preguntamos donde se cogía el tren hacia el campo de concentración y pudimos sacar un billete para el campo (incluyendo tren y un autobús que te deja en la puerta) por unos 4€ por persona, así que no se os ocurra coger las visitas guiadas en los hoteles.


 Nos montamos en el tren, después al autobús y, en un instante estábamos a las puertas del Campo de concentración. La entrada es gratuita aunque recomiendo a cualquiera que se alquile una de las guías electrónicas habladas (las hay en varios idiomas) que te va explicando todo lo que en el campo de concentración se hacía y para que servía cada una de las salas. No voy a hacer una larga y triste explicación de los sentimientos que te recorren el cuerpo a cada paso que das, ni voy a describiros las preguntas que se te pasan por la cabeza, solo diré que me parece un acto digno el que el propio gobierno alemán y las propias gentes sean las más interesadas en describir aquella brutalidad, es una buena forma de hacer que algo tan atroz siga presente para que nunca pueda volver a suceder. El hecho de que la entrada sea gratuita multiplica por 2 mi enhorabuena ya que en cualquier otro sitio serviría para lucrarse. Simplemente, pondré unas fotos y recomendaré a cualquiera que lea esto, que si tiene la oportunidad de ir a visitarlo, lo haga sin dudarlo un momento ya que, estoy seguro de ello, será una experiencia que le marcará de por vida.








 Volvimos al autobús y luego de nuevo al tren, en unos minutos estábamos en Munich de nuevo, nos dirigimos otra vez al centro ya que el tiempo había mejorado bastante y nos permitía recorrer la ciudad caminando. Cerca de la Marien Platz encontramos un parque con mesas y un pequeño garito que vendía salchichas alemanas con salsa, justo al lado había un pequeño puesto de unos 9 metros cuadrados con un  montón de barriles apilados fuera y en donde uno de los “camareros” no paraba de llenar jarras de cerveza, grandes o pequeñas, una tras otra, luego las colocaba en el mostrador y la gente iba cogiendo las que quería y las pagaba en caja. Nos tomamos unas cuantas jarras y salchichas ya que la ocasión era inmejorable. Después me acerque para preguntarle al cervecero cuantos litros vendía de cerveza al día, y me quedé alucinado cuando me dijo 2000 litros al día (en los días normales) si si, 2000 litros, pero que en fiestas vendía mucho más. Con razón son el ejemplo a seguir en Europa, jeje.



 Luego de la tarde de compras y visitas a varios monumentos llegó la hora de la marcha, cosa que no aprovechamos mucho……. Algún pub y poco mas, eso sí, de vuelta al hotel nos encontramos una plaza abarrotada de gente y un palco, si saberlo, presenciamos un muy buen concierto de música soul de una cantante impresionante, la gente se volcaba en aplausos y la banda tuvo que tocar unos cuantos “bises”. Con el corazón a mil por hora volvimos al hotel a descansar, al día siguiente teníamos que recoger maletas y proseguir con nuestra ruta.



Día 10 (Munich-Lermoos, 215 Km.)

 A madrugar toca!!!!!. Ducha para espabilar, recogerlo todo para meterlo en las maletas y mientras tanto, un tipo que estaba en nuestra habitación y que había llegado a sabe dios que hora de la madrugada, seguía roncando. En su afán porque nuestros ruidos y la luz no lo despertasen se tapó la cabeza con las mantas, lo que dejó al descubierto las increíbles “uñas del águila”………..



 El cielo estaba nublado y algo de llovizna nos persiguió en nuestra salida de la ciudad pero, a lo lejos, podíamos ver las montañas a las que nos dirigíamos y el sol asomando sobre ellas. Lo dicho, unos cuantos Km más tarde el cielo se despejo y para cuando llegamos al castillo del rey loco el calor era ya insoportable.

 Al sur de Alemania y casi en la frontera con Austria se encuentra el castillo de Neuschwainstein, también llamado el castillo del rey loco. Este impresionante castillo de cuento de hadas se alza sobre un risco a pié de las montañas, el sobrenombre de rey loco le vino dado por su extraña muerte alejado del mundo y la incomprensión del gasto de los bienes del reino en un castillo inútil al lado de la existente residencia de los padres, sin el cariño del pueblo y a merced de algún complod, el rey pereció en soledad. Una rápida comida de bocadillo y a visitarlo se ha dicho……….larga espera para poder entrar ya que está bastante masificado.




 Luego de visitarlo por dentro (no dejan hacer fotos) volvimos a las motos dispuestos a ver la otra de las residencias del rey, el palacio de Linderhof, una villa/palacio ajardinada situado en un valle en la localidad de Oberammergau. No llegamos a tiempo para verlo por dentro, lo cual fue una pena ya que, cuenta incluso con una cueva artificial con lago decorada con unos frescos. No obstante, pudimos disfrutar de sus exteriores. Las estatuas se alzan por doquier, fuentes majestuosas y edificios íntimos como pérgolas o arcos rodean toda la villa, en mi opinión no sé para que ordenó construir el castillo, yo hubiese preferido la villa.




 Continuamos hacia Lermoos y buscamos un sitio para pasar la noche, un señor al que le preguntamos dijo tener un hermano que regentaba una pensión y como el precio era bueno decidimos quedarnos. Salimos a cenar y comentamos la etapa realizada mientras tomamos unas cervecitas.


 De vuelta a la pensión y a dormir que el viaje continua…….

Día 11 (Lermoos-Zillis, 284 Km.)

 Salimos temprano como siempre para poder aprovechar el día, la etapa de hoy nos llevaría hasta Zillis, Suiza y ya sabíamos que la montaña estaba de vuelta. De nuevo carreteras retorcidas hicieron la delicia de todos nosotros, además, la etapa de hoy nos desvelaría por qué los gps nos querían llevarnos por una carretera en concreto, resultó que ésta, era una carreta de montaña pero de peaje. Pagamos el peaje y en una carretera llena de curvas con un esplendido sol sobre nuestras cabezas sacamos el niño que teníamos dentro y la sonrisa solo se borró un momento de nuestra cara cuando, en el medio de la cazada, aparece una vaca suiza de 500 Kg. y varias de sus amigas, a partir de aquel instante extremamos precauciones y bajamos un poco el ritmo, el paisaje era alucinante.




 Poco después y luego de muchas curvas sinuosas, llegamos al principado de Lietchestein, hicimos una pequeña parada para comer unos bocatas y proseguimos viaje. No tardamos ni media hora en atravesar el principado y nos dirigimos sin pausa a una parada obligada, uno der los puentes por donde pasa el Glaciar Express mas fotografiados. Unos caminos y un poco de off road nos llevaron al punto donde poder hacer las fotos, la verdad es que merece la pena parar y la tranquilidad del monte nos sentó bien a todos…….ya se sabe, la cabra siempre tira al monte!!!!

Después de las fotos continuamos por mejores carretera hacia Zillis pero una parada cerca de Thusis nos daría la posibilidad de visitar la Viamala, un río que ha comido la roca y creado formas increíbles. Lamentablemente también llegamos tarde y no pudimos pagar la entrada, ahora eso sí, entrar entramos saltando la verja, incluso yo me hice un pequeño agujero en el pantalón de cordura, que pinchos más afilados……..




 Al llegar a Zillis y ver que todavía teníamos algo de tiempo decidimos continuar hasta Chur, allí buscamos donde dormir y lo único que encontramos dentro del presupuesto fue un camping a las afueras de la ciudad, montamos las tiendas hicimos compra para la cena y con una cerveza en la mano estuvimos de charla hasta la hora de dormir.


Día 12 (Zillis-Interlaken, 239 Km.)

 Salir del camping no fue tarea difícil y en cuanto nos dimos cuenta estábamos en la carretera del centro de Suiza, una carretera nacional que transcurre de noreste a suroeste por el centro de la cordillera y que nos llevaría a Interlaken, no sin antes  dar un rodeo hacia el norte para pasar por el Oberalpass y el Sustenpass. Estos sinuosos puertos de montaña de más de 2000 Metros con nieves perpetuas a los lados de la carretera no hicieron descubrir los verdaderos Alpes suizos.






 Al final llegamos a Interlaken con tiempo suficiente y aunque en la entrada de la ciudad perdimos a la mitad del grupo, después de un rato buscando y unas llamadas de teléfono conseguimos reunirnos de nuevo, las chispas volvían a saltar en el grupo.

 Nuestra reserva no era en Intterlaken ciudad sino más concretamente en una pequeña localidad llamada Iseltwald, allí habíamos reservado antes de salir de Vigo y como íbamos un día adelantados y la reserva era para el día siguiente, no tuvieron problema en alquilarnos también la habitación para ese día. Cuando llegamos al Hostel a orillas del lago no podíamos creer que por 30€ persona con desayuno incluido nos tocara aquel sitio, incluso cuando vimos que el nombre coincidía con la reserva no las tenía todas conmigo.

 Sitio caliente, limpio, con cocina comunitaria y con unas muy buenas gentes atendiéndolo. Hicimos muy buenas migas con la recepcionista, Jana Markova que nos hizo la estancia muy agradable.

 Esa tarde nos dimos un baño en el lago y, aunque el agua no nos resultó fría, la cara del recepcionista lo decía todo. Se ve que no les parece suficientemente caliente y se quedaron un poco flipados con nuestro baño. El resto del tiempo lo dedicamos a relajarnos y alguno de nosotros se fue a correr un poco para contactar con la naturaleza, después le dio un tirón y estuvo jodido un tiempo pero bueno……..el deporte es así. Yo no recuerdo que me hubiese fallado el brazo levantando cervezas en el Hostel pero……….será costumbre. La habitación era de 8 literas y la teníamos para nosotros solos así que imaginaros el cachondeo para dormir, toda la habitación llena de ropa de moto a secar, calzoncillos, camisetas, calcetines, las maletas de las motos, cascos……… vamos, que casi no había sitio para dormir.




Día 13 (visita a Interlaken y alrededores)

 Este día solo cogimos las motos para desplazarnos a la ciudad e ir a visitar las cascadas de Trümmelbach, unas cascadas que el agua de los glaciares han horadado en la roca, y en las que los suizos han puesto hasta un ascensor para poder visitarlas, sin duda alguna recomiendo a cualquiera que pueda visitarlas que lo haga, eso sí, que lleve chubasquero porque la cantidad de agua que se mueve allí es brutal y algo siempre salpica.











 De vuelta hacia Iseltwald para continuar con el relax del Hostel al lado del lago y hasta el día siguiente.



Día 14 (Interlaken-Zermatt, 240 Km.)

 Al salir de Interlaken, nos detuvimos a ver el que nosotros llamamos “el tranvía de la muerte”, que te sube al lago Gelmersee, un pequeño vagón que tirado por un cable, sube una pendiente del 130%. El día estaba nublado y no permitió que disfrutásemos de las vistas, ahora sí, el miedo en el cuerpo no nos la quitó nadie. Un pequeño paseo por el lago que hay en la parte de arriba, otra vez a bajar en el “tranvía de la muerte” y continuamos hacia Zermatt.





 Después de unos cuantos kilómetros más en medio de un día con llovizna, el día se despejó y nos permitió visitar el glaciar del Furka. Aquí pudimos adentrarnos en las entrañas del glaciar y vivir otra experiencia única.








 Al terminar la visita, el día ya era soleado y pudimos subir la carretera del Furka Pass disfrutando de cada una de sus curvas, pero llegando a la cima, una espesa niebla comenzó a envolvernos cada vez más hasta que la única carretera que yo veía era la que aparecía en mi gps. Con la pantalla aumentada era capaz de prever las curvas y eso hizo que pudiésemos continuar, eso sí, a 10Km/H. Jamás había visto una niebla tan cerrada.


 En cuanto cruzamos el puerto de Furka Pass el cielo se abrió ante nosotros y un sol brillante calentó nuestros cuerpos fríos y temblorosos, ante nosotros se abría el camino hacia el paso de San Gottardo. Carretera completamente nueva durante la subida y curvas largas y peraltadas hicieron de nuevo nuestras delicias, sol y paisajes de fábula nos acompañaron hasta la cima donde, después de la foto de rigor con un poco de nubes de montaña, decidimos emprender el descenso del puerto por la vieja carretera de adoquines y curvas de 180º y llena de vacas. Hasta los oídos se taponaban de tanto cambio de altura, al culminar el descenso y con la sensación de ser uno más en la conquista motera de aquellos puertos de montaña continuamos camino hacia Zermatt, uno de los destinos más turísticos en temporada de invierno de Suiza y al que las leyes del país impiden llegar en vehículo a motor. El aparcamiento de la estación de tren de Tasch, que es la ciudad de la que parte el tren hacia Zermatt, guarecería nuestras motos hasta nuestro regreso de la bella ciudad alpina.






 Después del paso de San Gottardo descubriríamos las increibles vistas de la zona de Ticcino en el passo della Novena.....




 Después de tanto subir y vajar puertos de montaña y saciar nuestra hambre de curvas, teníamos que saciar el hambre de nuestros estómagos asi que, todo un clasico, UN LIDL!!!, alli pudimos comprar comida, bebida y descansar un ratito a la sombra.
 Luego llegaríamos a Tasch y subiríamos a Zermatt.




 Nos subimos al tren y emprendimos viaje a Zermatt, las vistas desde el tren merecen la pena sin duda, en una media hora llegamos a Zermatt y fuimos caminando hasta el Hostel que habíamos reservado, las vistas al monte Cervino eran posibles desde casi toda la ciudad. Llegamos al Hostel y nos decidimos a visitar el pueblo y buscar donde cenar.





 Después de la cena, nos volvimos al Hostel y nos fuimos a dormir con la pena de que el viaje estaba próximo a su fin……



Día 15 (Zermatt-Vercors, Francia, 397 Km.) y (Zermatt-Pamplona, 1150 Km.)

 Este día, después de una quincena juntos, el grupo se separaría……….

 Una visita a Zermatt después de un desayuno y de camino a la estación no dejábamos de admirar el monte Cervino, tantos años viéndolo en los lápices de colores y ahora lo teníamos delante de nuestros ojos, je je. El pueblo está repleto de casa de madera con hermosos balcones de los que cuelgan infinidad de plantas coloridas. Allá donde mires todo está extremadamente limpio y pulcro, y el hecho de que hasta los camiones de recogida de residuos y de suministros sean eléctricos te hace darte cuenta de lo que la cuidan. Evidentemente este es un destino turístico orientado a personas de alto poder adquisitivo pero como tabién existen Jouth Hostels, esto hace que puedas encontrarte a todo tipo de gente, ahora seguro que no se van de tiendas…….¡¡¡Que precios!!!




 Subimos al tren y durante el descenso nos mirábamos los unos a los otros y en nuestras caras se veía el fin del viaje, contentos y cansados, sabíamos que ya será el último día en Suiza, Tonio (GPese), Carlos (Txispa) y yo (Peque) nos dirigiríamos a Vercors en Francia para descubrir “Les Diablerettes” una carretera que transcurre horadada al borde de un acantilado mientras que Carlos (Carlangas), Carlos (Pesca) y Edu (La gacela) intentarían adelantar un día su llegada a casa. Desde la estación de tren se pegaron la gran paliza de llegar casi hasta Pamplona, más de 1000 Km., nosotros mientras tanto continuamos ruta.


 Ver como atravesábamos la frontera y dejábamos Suiza detrás nos dio un poco de pena pero sabíamos que habíamos cumplido otro sueño y que la ansiada ruta por los Alpes había sido realizada con éxito y todavía nos quedaba por descubrir la carretera de “les diablerettes” así que, curva tras curva, nos adentramos en Francia hasta llegar a la zona en cuestión. La carretera quitaba el hipo, si te sales de la carretera un enorme precipicio te espera y creo que te daría tiempo a rezar algo durante la caída. Unas cuantas fotos de rigor y continuamos ya por autopista.






  Una parada en un pueblo que tenía mercadillo no facilitó el comer y descansar. El bullicio del sábado revolucionaba la ciudad y contrastaba con la tranquilidad Suiza de la que veníamos.




Después y ya que estábamos cerca nos dirigimos hasta una zona que tiene una rocas erosionadas por el agua y el viento con forma de pirámide llamada “sites des pyramides” con una carretera muy “disfrutable”, después continuamos ruta hacia Vercors y buscamos donde dormir.





 Día 16 (Vercors-Huesca, 875 Km.)

 Madrugar y autopista para adelantar camino hasta llegar a los pirineos, la nacional por la que cruzamos de nuevo pirineos sí que nos hizo disfrutar.

 Al llegar a Huesca buscamos donde alojarnos y salimos a tomar unas cervezas….. La ciudad en noche de sábado estaba muy animada pero después de cenar algo y tomar una cerveza en una terraza, el cansancio hizo mella en nuestros cuerpos y nos volvimos al hotel a descansar. Al día siguiente nos esperaba una larga etapa y sin la ilusión de la ida y con el cansancio de la vuelta se iba a hacer muy larga.


Día 17 (Huesca-Mos, 869 Km.)

 Madrugamos como siempre y emprendimos camino a casa en la última de las etapas previstas, el grupo que había salido de Zermatt y que el día anterior había dormido cerca de Zaragoza pronto llegaría a casa y a nosotros nos esperaba un largo camino.

 Largas carreteras nacionales y tramos de autovía que lo único que hacen es gastar la rueda por la parte central y que no ofrecen mucho disfrute fueron casi siempre la tónica de esta etapa. Con el único afán de devorar kilómetros y adelantar la llegada a casa, la aguja de nuestros cuentakilómetros jugaba con los límites establecidos en los tramos rectos, en las curvas en cambio, jugábamos con los límites de nuestros neumáticos. Cualquier forma de disfrute era bien recibida para hacer esta última etapa más divertida.
 Una parada para alimentar nuestros cuerpos y nuestras monturas y continuaríamos hacia casa
  Ya cerca de casa, mi mente intentaba recordar los 16 días anteriores para así, memorizarlos con más fuerza, ese rato se hizo extraño y cuando me di cuenta habíamos llegado a la meta.

 El miedo a olvidar algún detalle de un viaje increíble, la idea de no recordar aquellas carreteras que envolvían majestuosas montañas de picos nevados, el creer que algún día cerraría los ojos y no vería aquellos grandes lagos rodeados de verdes campos y casas de madera, todos esos miedos me acompañaron desde entonces, pero hoy, un año y 5 meses después del regreso, he escrito esta entrada en el blog y aquellos miedos han desaparecido. La piel se me eriza al escribir cada párrafo y el corazón se me encoge de emoción al ver las fotos, y por eso ahora sé, que aunque el tiempo transcurra, cada viaje que hacemos OS 5 DA MAN nos une más y más, y que todas aquellas sensaciones, las buenas y las malas (que también las hubo) siempre perdurarán en nosotros, y el hecho de hablar de ellas o el contárselas a otros, vuelve a despertar ese brillo de aventura en nuestros ojos y en los de los que las escuchan.

 Nunca dejéis de disfrutar de la moto pero mucho más importante es disfrutar de los que te acompañen. 

2 comentarios:

  1. Ànimo que vas bien. Que vuelva la inspiración!!!

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  2. Muy bueno...todavía estoy llorando..la emoción transmitida en el último parrafo me embarga!

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